Esta es la historia,
de nuestra última historia, de este final nuestro, tan lleno y vacio, de
alegría y dolor, tan concreto y
abstracto ,material y sutil, cerrado y
abierto, permitido y prohibido, deseado y negado, aprobado y aplazado, mirado e ignorado, de día
y de noche, tan blanco y negro , oscuro y luminoso….que prefiero recordarlo como una gran Luna que no pudimos transitar y un gran Sol….tu vuelta al gran Sol central,
tu vuelta al hogar.
Cuéntales…, cuéntales a los ángeles en el camino al Sol, que
estuviste conmigo, un ratito acá en la tierra. Cuéntales que bajaste porque
tus padres te deseaban, en lo más
profundo, aunque sus miedos no les permitiera admitirlo, porque era una gran oportunidad de sanar sus
memorias heridas.
A tu Papi casi lo abortan, la abuela no lo permitió, y lo sostuvo a pesar de que
la despreciaran. Creció sintiéndose indeseado y desvalorizado. Tu mami trae viejas heridas de otras almitas
que no pudieron encarnar.
Así
bajaste y una noche de amor, encarnaste. Te hiciste realidad, tu
latencia vital estaba presente. Y lo
supe desde ese instante.
Y
ahora…? La incertidumbre de esperar los días sucesivos, para que un test
confirmara lo que yo íntimamente sabía desde la mismísima noche de tu concepción,
una noche de verano, día y hora exacta. Lo supe siempre. Como si te estuviera
esperando, como si esperara recibirte en
casa.
Así
llega el día indicado del test,
esperando el transcurrir en soledad , silencio, y desazón…para confirmar lo que sentía... Tu venida a mi vida. Tu
venida a mi vientre.
Mariposas de colores, alternadas de
flores envueltas de sol se acunaban en una danza de paz, perfumada de plenitud, placer y alegría en mi útero
feliz….Solo yo lo sabia…y lo disfruté esos días
de magia y belleza hasta que
tuviera que comunicar la noticia…
Cuando llegó ese día, comenzó el
desgarro del inicio de nuestra separación…Shock inicial, acompañado de reproches , culpas, autocastigo , y
desesperada búsqueda de solucion al “error de calculo”..
Inmediatamente me hice cargo de todo: de
los reproches, la culpa, el correspondiente autocastigo, el error de cálculo, y
de lo que sucedería con mi cuerpo…disociado de mi alma y de mis deseos.
Todo estaba en contra en ese momento
empezando por la respuesta negativa,
terror y casi huida de aquel compañero ,
luego mi edad, mi estado civil, mi compleja trama familiar, mi vulnerable condición psico-espiritual,
mi situación económica, mi circunstancia laboral, todo, sobre todo mi inmensa
soledad…
Así fue como habituada a resolver las
cosas con autodeterminación, sin ayuda
inicié un autotratamiento recomendado de pastillas que se suponía que en solo dos tomas
se terminaría todo. Pues no sucedió así. Mi disociación mental y espiritual se
fracturaban con el correr de los días junto a la desesperación de cumplir urgentemente con el objetivo nefasto
propuesto. Nadie, absolutamente nadie podía
saber lo que me estaba pasando, a la vez que continuaban pasando los días y
yo aumentaba descontroladamente la dosis ,
pero ya para ese momento no me importaba
si mi vida corría riesgo alguno.
Una doctora de guardia se compadeció de lo que me estaba pasando y me
ayudo, pero ante su asombro dijo, que jamás
vio una paciente que con 16 pastillas no le sucediera absolutamente nada….Así
que me derivó con un colega que aceptó intervenirme…( muy en mi interior
yo celebraba lo que a mi entender era un auténtico milagro de la vida,
el triunfo íntimo de una pulseada ya
ganada del enorme ímpetu de vivir , por sobre la arrogancia y la omnipotencia matadora del ego )…
Recuerdo la entrevista que tuve con el doctor, la charla de pareja y el intento vano de convencerlo de que todo siguiera adelante, ”no se quiere
ir parece “…dijo… pero la negativa seguía en pie. Y asì fue como se concertó la cita, día , hora y
demás …donde ese almita habitante en mi útero y yo nos despediríamos de este tránsito corto aquí en la tierra.
Ya
estaba listo mi cuerpo en la camilla y me llevaban a quirófano. Nunca
olvidaré ese pasillo donde yacía otra mujer en espera del mismo destino que yo.
Nos miramos ambas tristemente sollozando
en silencio, yo entre primera. Rezaba,
le pedía a Dios y a la Virgen perdón, acompañamiento y que sean los guías de
nuevo hacia la Luz, de quien habitaba en mi. Parte de mi alma también fragmentada se iría con ella….
Mire
el reloj, y cuando mis ojos se
entrecerraban por la anestesia, le dije “Adiós! Gracias por haberme
bendecido con tu visita ,
por haberme acompañado este tramo y
haberme dejado esta enseñanza que no olvidaré jamás, nos veremos
de regreso al hogar mi dulce amor, A DIOS”..
Y esa fue mi despedida… lo que sigue fué la vuelta a casa, donde mi
mamá, la única que lo sabia me esperaba .
Ese mismo día terminé la relación . Lo que empezó ahí fué un largo trabajo para sanar del dolor mi alma,
de esa herida que aún duele … Para la
sociedad continua el silencio….pero ya han pasado 3 años y a
no ser por el
ámbito terapéutico , parece que algo murió en mi, que aún continúa el silencio…
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