miércoles, 7 de septiembre de 2016

Testimonio Guadalupe

Esta es la  historia,  de nuestra última historia, de este final nuestro, tan lleno y vacio, de alegría y dolor,  tan concreto y abstracto ,material y sutil,  cerrado y abierto, permitido y prohibido, deseado y negado,  aprobado y aplazado, mirado e ignorado, de día y de  noche,  tan blanco y negro , oscuro y luminoso….que  prefiero recordarlo como una  gran Luna que no pudimos transitar  y un gran Sol….tu vuelta al gran Sol central, tu vuelta al hogar.
Cuéntales…, cuéntales  a los ángeles en el camino al Sol, que estuviste conmigo, un ratito acá en la tierra. Cuéntales que bajaste porque tus  padres te deseaban, en lo más profundo, aunque sus miedos no les permitiera admitirlo,  porque era una gran oportunidad de sanar sus memorias heridas. 
A tu Papi  casi lo abortan, la abuela  no lo permitió, y lo sostuvo a pesar de que la despreciaran. Creció sintiéndose indeseado y desvalorizado.  Tu mami trae viejas heridas de otras almitas que no pudieron encarnar.
Así  bajaste y una noche de amor, encarnaste. Te hiciste realidad, tu latencia vital estaba presente. Y  lo supe desde ese instante.
Y  ahora…? La incertidumbre de esperar los días sucesivos, para que un test confirmara lo que yo íntimamente sabía desde la mismísima noche de tu concepción, una noche de verano, día y hora exacta. Lo supe siempre. Como si te estuviera esperando, como si  esperara recibirte en casa.
Así  llega el día indicado  del test, esperando el transcurrir en soledad , silencio, y desazón…para confirmar  lo que sentía... Tu venida a mi vida. Tu venida a mi vientre.
Mariposas de colores, alternadas de flores envueltas de sol se acunaban en una danza de paz, perfumada  de plenitud, placer y alegría en mi útero feliz….Solo yo lo sabia…y lo disfruté esos días  de magia y belleza   hasta que tuviera que comunicar la noticia…
Cuando llegó ese día, comenzó el desgarro del inicio de nuestra separación…Shock inicial, acompañado  de reproches , culpas, autocastigo , y desesperada búsqueda de solucion al “error de calculo”..
Inmediatamente me hice cargo de todo: de los reproches, la culpa, el correspondiente autocastigo, el error de cálculo, y de lo que sucedería con mi cuerpo…disociado de mi alma y de mis deseos.
Todo estaba en contra en ese momento empezando por  la respuesta negativa, terror y casi huida de aquel  compañero , luego mi edad, mi estado civil, mi compleja trama  familiar, mi vulnerable condición psico-espiritual, mi situación económica, mi circunstancia laboral, todo, sobre todo  mi inmensa  soledad…
Así fue como habituada a resolver las cosas con autodeterminación, sin ayuda  inicié un  autotratamiento  recomendado de pastillas  que se suponía que en solo dos  tomas  se terminaría todo. Pues no sucedió así.  Mi disociación mental y espiritual se fracturaban con el correr de los días junto a la desesperación de cumplir  urgentemente con el objetivo nefasto propuesto. Nadie, absolutamente nadie  podía saber lo que me estaba pasando, a la vez que continuaban pasando los días y yo  aumentaba descontroladamente  la dosis ,  pero ya para ese momento no me importaba  si mi vida corría riesgo alguno.  Una doctora de guardia se compadeció de lo que me estaba pasando y me ayudo, pero ante su asombro dijo, que  jamás vio una paciente que con 16 pastillas no le sucediera absolutamente nada….Así que me derivó con un colega que aceptó intervenirme…( muy en mi  interior  yo celebraba lo que a mi entender era un auténtico milagro de la vida, el triunfo íntimo de  una pulseada ya ganada del enorme  ímpetu  de vivir , por sobre  la arrogancia y  la omnipotencia matadora del ego )…
  Recuerdo la entrevista que tuve con el doctor, la charla de  pareja y el intento vano de convencerlo  de que todo siguiera adelante, ”no se quiere ir parece “…dijo… pero la negativa seguía en pie. Y  asì fue como se concertó la cita, día , hora y demás …donde ese  almita habitante en mi útero  y yo nos despediríamos  de este tránsito corto aquí en la tierra.
Ya  estaba listo mi cuerpo en la camilla y me llevaban a quirófano. Nunca olvidaré ese pasillo donde yacía otra mujer en espera del mismo destino que yo. Nos miramos ambas  tristemente sollozando en silencio, yo entre primera.  Rezaba, le pedía a Dios y a la Virgen perdón, acompañamiento y que sean los guías de nuevo hacia la Luz, de quien habitaba en mi. Parte de mi alma también  fragmentada se iría con ella….
Mire  el reloj,  y cuando mis ojos se entrecerraban  por  la anestesia, le dije  “Adiós! Gracias por  haberme   bendecido con  tu visita , por  haberme acompañado este tramo y haberme dejado esta enseñanza que no olvidaré jamás,  nos veremos  de regreso al hogar mi dulce amor,  A DIOS”..
Y esa fue mi despedida…  lo que sigue fué la vuelta a casa, donde mi mamá, la única que lo sabia me esperaba .   Ese mismo día terminé la relación . Lo que empezó ahí  fué un largo trabajo para sanar del dolor mi alma, de esa herida que aún duele … Para la  sociedad  continua el   silencio….pero ya han pasado 3 años  y  a no  ser por  el  ámbito terapéutico , parece que algo murió en mi, que aún continúa el  silencio…




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