viernes, 3 de marzo de 2017

Honro mi vida y honro la vida de cada ser. Guillermina Cavehaghi.

Mi nombre es Guillermina, nací el 25 de julio de 1979, en Bragado, provincia de Buenos Aires.
Conocí felizmente a Andrea hace muy poquito en un viaje espiritual maravilloso.
Cuando contó que estaba escribiendo su primer libro de almas recurrentes, no dudé en comentarle mi experiencia, que por esas maravillas del Gran espíritu y de su  alma noble hoy tengo el agrado de poder compartirla con todas las almas que están ahora leyendo estas líneas.
Soy miembro de una familia de 5 integrantes, mi mamá Amanda, mi papá Humberto, mis hermanos mayores, Sebastián de 47 años y Ezequiel de 44 años. Hoy todos tenemos nuestros propios niditos, y así van creciendo las ramas del árbol.
Soy un alma inquieta y curiosa, desde muy temprana edad comencé a preguntarme muchas cosas acerca de la vida, el origen de la humanidad, el alma, el espíritu, Dios, y charlaba mucho con mi mamá  y mi hermano menor acerca de estos temas.
Un día, preguntando sobre la composición de la familia, los integrantes, etc.,  mi mamá me cuenta que cuando quedó embarazada de mí estaba llena de miedos porque creía que ya era muy vieja para tenerme (en ese momento tenía 37 años, mi edad actual, muy joven, jijiji, además no hay una edad específica para tener un hijo, creo yo, las almas venimos cuando tenemos que venir y de la misma manera nos vamos, cambiamos de estado, pero eso es un capítulo aparte), bueno la custión es  que, mientras ella me contaba eso, mi hermano Eze, me dice: lo que pasa es que mamá perdió un bebé antes que vos llegaras, y ahí entendí sus miedos. Mi mamá me gestó con ese miedo, y otros que fuimos charlando y sanando a medida que crecíamos como familia, a medida que íbamos  viviendo.
Cuando nació mi primer hija empecé a ser más consiente de todo lo que le ocurría a mi mamá y por consecuencia más amorosa con ella y conmigo, luego llegó mi segundo hijo Ulises, dos grandes maestros para mí, me llevó mucho tiempo dejar de juzgarla y poco a poco fuí sanando cosas en mí, así ella también se iba liberando, y  todo el árbol.
Un día del año 2014 decidí trabajar con  la ombliguera de obsidiana, una hermosa piedra volcánica que nos ayuda a sanar la vida intrauterina, las relaciones, etc.  Esta piedra abre las memorias y nos muestra en sueños y visiones muchas realidades internas, realidades del alma, nuestras sombras, y así las traemos a la conciencia y tenemos la posibilidad de transmutar, liberar, sanar y traer a la luz todo lo que nos esté limitando, así fue que una noche estaba entre dormida y llegó esta visión o mejor dicho vivencia, porque fue sumamente real…
Estaba en el cielo, con nubes,jugando, había un océano de agua cristalina y algunas escaleras, si escaleras sin principio ni fin. De pronto una voz me dice: “es el momento de saltar, ten en cuenta que vas a sentir que te estás ahogando, pero una vez que pasás,  esa sensación desaparece”, era una voz conocida para mí, sentí que era uno de mis guías.
Me preparé para saltar al agua, salté, sentí que me ahogaba y de repente me encontré en el  mismo lugar, ese cielo inmenso, con agua, nubes y escalera, la voz me dijo: ¿que pasó? A lo que yo respondí: te dije que no lo iba a lograr, la voz dijo: no importa hay otra oportunidad, no pasa nada, vamos de vuelta, acordate que no te ahogás, tenés que pasar esa sensación de ahogo y listo. Así fue que respiré profundo me lance nuevamente al agua y de repente me veo durmiendo en mi cama con mi compañero, mi gata que pasa corriendo y me despierto gritando: ya nací, nací.
Tuve una sensación de alivio y alegría absoluta, y dormí toda la noche, felíz.
Al otro día le conté a la persona con la que estaba haciendo el seguimiento de los sueños de obsidiana y ella me preguntó si mi mamá había perdido algún embarazo antes que yo viniera, ahí recordé ese relato de mi hermano cuando me contó de la pérdida del embarazo de mi mamá.
Fue realmente revelador, liberador y sanador comprender que era yo misma la que ese día no había llegado y que pude volver!
Fui a charlar con mi mamá y se alegró mucho al saber que ese bebé que no nació en ese momento era yo misma que no pude llegar porque todo es perfecto y tiene un tiempo exacto y preciso para ir descubriendo la verdad del corazón.
Esta experiencia nos ayudó a comprender, a vivenciar más conscientemente que el tiempo del alma, del universo, no es el mismo que el de la tierra, mi madre perdió ese embarazo el 18 de junio de 1976 y yo volví el 25 de julio de  1979, 3 años después, unos minutos en el no tiempo álmico.  Cerró también su duelo, trajo alegría, felicidad, y como todo es tan perfecto, el día que mi madre, o sea que yo no puede llegar, ese 18 de junio de 1976, mi prima, por parte de la familia de mi padre,  cumplía 15 años y mi mamá estaba haciendo la torta de su festejo, cuando tubo ese aborto espontáneo, eso la ayudó a mi mamá a recordar la fecha, habló con mi prima, quien practica la religión mormona, le contó mi sueño, mi trabajo y ella se quedó sorprendida y agradecida, porque también sentía que estaba sanando parte de su árbol, del linaje, ella había hecho el árbol genealógico hasta el año 1000, y si bien nuestra relación es por parte de mi papá la sanación es expansiva, por eso cada vez que lo cuento agradezco y honro la grandeza del Gran espíritu, de la fuerza creadora, de esa energía inteligente a la que muchos llamamos DIOS, DIOSA, LUZ, y el nombre que cada uno siente, pero que es una sola corriente de Amor, del amor más puro, entonces siento que con cada experiencia que cada uno tiene, vamos sanando Todos y así nos acercamos cada vez más a la VERDAD.
Agradezco inmensamente esta oportunidad de compartir, siento que es uno de los regalos más maravillosos que nos da la vida en la Tierra.
HONRO MI VIDA Y POR ESO HONRO LA VIDA DE CADA SER, SIENTO QUE TODOS DE ALGUNA MANERA SOMOS ALMAS RECURRENTES Y QUE EN EL COMPROMISO QUE CADA UNADE LAS ALMAS TIENE  VAMOS TRANSITANDO EN PERFECTA ARMONÍA DENTRO DE LAS FAMILIAS RESPETANDO NUESTROS PROPÓSITOS TAN SAGRADOS, TAN DIVINOS, EN TOTAL PERFECCION.
GRACIAS HERMOSA ANDREA POR TU LABOR TAN AMOROSA.
Mi mayor deseo es que este relato llegue a tocar sus corazones para que podamos CON HUMILDAD Y EN TOTAL  UNIDAD,   descubrir la verdad que nos habita, la verdad que SOMOS, y vivir esta experiencia humana en el Amor incondicional, la Gratitud y la alegría permanente.
FELIZ VIDA.
En servicio,

Yihael, Guillermina Paula Cavenaghi.



No hay comentarios:

Publicar un comentario