jueves, 18 de agosto de 2016

El apego al dolor

El apego al dolor
Muchos autores han desplegado el concepto de apego, y apego al dolor. Para  aproximarme al concepto de apego,  hay que citar  el trabajo fundacional de J. Bowlby sobre el apego y la pérdida (Bowlby, psicoanalista inglés 1907-1990). Este autor  explora los procesos a través de los cuales se establecen los vínculos entre el niño y la madre.  Abre un campo de investigación sobre los diferentes tipos de apego, fundamentando que el ser humano necesita desarrollar un apego seguro des de su infancia. Su trabajo de investigación nos permite  comprender la necesidad más profunda del ser humano de arraigarse en sus vínculos, esos anclajes de seguridad frente a la angustia de separación, desde el inicio de la vida. Impronta que nos acompaña a los adultos, y desde la cual,  todo un abanico de conductas y sentimientos, están fundados en distintas formas de apego.
Es decir, que pasa a ser un tipo de funcionamiento del psiquismo, de la identidad, de nuestra forma de percibir el mundo y de relacionarnos. De este modo podemos comprender mejor, lo que llamamos “apego al dolor”. La dificultad de soltar, dejar ir, de despedir, tiene su origen en que fue un mecanismo constitutivo de la identidad desde el inicio de la vida. Entonces desde esta perspectiva se comprende cómo vivimos desarrollando apegos, y más apegos, a personas, a situaciones y  a objetos, cómo si eso fuera esencialmente constitutivo, y no lo es. Y no lo podemos soltar, porque todo nutre nuestro sentimiento de orfandad, y desamparo existencial que es estructural   de la condición humana. Entonces vamos engordando nuestra identidad, ego, y personalidad con todo tipo de apegos. Y luego nos apegamos también al dolor. 
Apegarnos al dolor más tiempo del necesario, es "acompañarnos" de nuestro dolor... El dolor se transforma en el representante de nuestro hijo... Me acompaño de una manera que pierdo de vista a los que efectivamente están a mi lado, si hubiera otros hijos, compañero, amigos, familia... Me pierdo a mi misma en el dolor, mientras me acompaño ilusoriamente con él...

Apegos, engramas, formaciones del inconsciente, son conceptos que se articulan entre sí, se auto-implican. Es decir son distintos niveles de descripción, apego (psico-social), engrama(biológico), formaciones del inconciente(psicoanalítico). Una síntesis de estos niveles de descripción, son los programas. Este tipo de programaciones son formas de mostrar  un mismo funcionamiento, que en otras épocas se ha llamado melancolía,  y en algunos casos masoquismo, o nudo masoquista de la personalidad.  
 Desde este punto de vista,  sufrimiento se convierte en  directamente proporcional al amor, entonces cuánto más sufro es porque más lo he amado.   Desde la culpa, también se explica el patrón de “apego al dolor”: es “ tanto, tanto, tanto  lo que sufro  por  este hijo”, que entrego  mi sufrimiento como una “ofrenda”.  Cómo reparando, lo que supuestamente no hice, o hice mal. Dentro de esta cultura sacrificial,  voy a redimir lo que haya  que redimir. “ Más sufro, más demuestro que fui y  que soy  una buena madre. Y sufro también como un autocastigo, porque no he sido lo buena que hubiera podido ser. Si dejo de pensar en él, entonces he de abandonarlo…”
En resumen,  son las ecuaciones recurrentes   en los casos  de duelo,  a través de mi experiencia clínica de tantos años.  Que develan este concepto, del sufrir como un aspecto inherente y central del amor. Y como forma de demostrar el amor, de seguir acompañándonos  y de seguir siendo leal al ser querido.
©María Andrea García Medina
El libro está inscripto en el Registro de la propiedad intelectual  y se encuentra en edición, cualquier reproducción de la nota o de alguna parte de ella, te pido cites mi autoria. Muy atentamente

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