El apego al dolor
Muchos autores han desplegado el concepto de apego, y apego
al dolor. Para aproximarme al concepto
de apego, hay que citar el trabajo fundacional de J. Bowlby sobre el
apego y la pérdida (Bowlby, psicoanalista inglés 1907-1990). Este autor explora los procesos a través de los cuales
se establecen los vínculos entre el niño y la madre. Abre un campo de investigación sobre los
diferentes tipos de apego, fundamentando que el ser humano necesita desarrollar
un apego seguro des de su infancia. Su trabajo de investigación nos
permite comprender la necesidad más
profunda del ser humano de arraigarse en sus vínculos, esos anclajes de
seguridad frente a la angustia de separación, desde el inicio de la vida.
Impronta que nos acompaña a los adultos, y desde la cual, todo un abanico de conductas y sentimientos,
están fundados en distintas formas de apego.
Es decir, que pasa a ser un tipo de funcionamiento del
psiquismo, de la identidad, de nuestra forma de percibir el mundo y de
relacionarnos. De este modo podemos comprender mejor, lo que llamamos “apego al
dolor”. La dificultad de soltar, dejar ir, de despedir, tiene su origen en que
fue un mecanismo constitutivo de la identidad desde el inicio de la vida.
Entonces desde esta perspectiva se comprende cómo vivimos desarrollando apegos,
y más apegos, a personas, a situaciones y
a objetos, cómo si eso fuera esencialmente constitutivo, y no lo es. Y
no lo podemos soltar, porque todo nutre nuestro sentimiento de orfandad, y
desamparo existencial que es estructural
de la condición humana. Entonces vamos engordando nuestra identidad,
ego, y personalidad con todo tipo de apegos. Y luego nos apegamos también al
dolor.
Apegarnos al dolor más tiempo del necesario, es "acompañarnos" de nuestro dolor... El dolor se transforma en el representante de nuestro hijo... Me acompaño de una manera que pierdo de vista a los que efectivamente están a mi lado, si hubiera otros hijos, compañero, amigos, familia... Me pierdo a mi misma en el dolor, mientras me acompaño ilusoriamente con él...
Apegos, engramas, formaciones del inconsciente, son conceptos que se
articulan entre sí, se auto-implican. Es decir son distintos niveles de
descripción, apego (psico-social), engrama(biológico), formaciones del
inconciente(psicoanalítico). Una síntesis de estos niveles de descripción, son
los programas. Este tipo de programaciones son formas de mostrar un mismo funcionamiento, que en otras épocas
se ha llamado melancolía, y en algunos
casos masoquismo, o nudo masoquista de la personalidad.
Desde este punto de
vista, sufrimiento se convierte en directamente proporcional al amor, entonces
cuánto más sufro es porque más lo he amado.
Desde la culpa, también se explica el patrón de “apego al dolor”: es “
tanto, tanto, tanto lo que sufro por
este hijo”, que entrego mi
sufrimiento como una “ofrenda”. Cómo
reparando, lo que supuestamente no hice, o hice mal. Dentro de esta cultura
sacrificial, voy a redimir lo que
haya que redimir. “ Más sufro, más
demuestro que fui y que soy una buena madre. Y sufro también como un
autocastigo, porque no he sido lo buena que hubiera podido ser. Si dejo de pensar
en él, entonces he de abandonarlo…”
En resumen, son las
ecuaciones recurrentes en los casos de duelo,
a través de mi experiencia clínica de tantos años. Que develan este concepto, del sufrir como un
aspecto inherente y central del amor. Y como forma de demostrar el amor, de
seguir acompañándonos y de seguir siendo
leal al ser querido.
©María Andrea García Medina
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