domingo, 29 de enero de 2017

El compartir, un concepto que integra y supera. Es la síntesis de "dar y recibir" , de "pedir y tomar".

 Revisando algunos conceptos del libro, me he dado cuenta que la mayor dificultad que existe en la intervención en duelo, es decir, en el acompañamiento del duelo ,- por ser duelos desautorizados-, es reconocer el dolor  de la pérdida y pedir ayuda…
Cómo ofrecer ayuda a alguien, si no tiene en primer lugar el “síntoma”, es decir no hay nada que denuncie o que pueda  identificar el dolor. Y cómo se ofrece ayuda cuando no se está legitimado pedir…?
Considero que la respuesta es justamente por un lado, abrir el tema la sociedad, de modo que exista una toma de conciencia mayor sobre la gravedad de la problemática.
Y  por otro lado, considero que existe un concepto integrador, que es el de “compartir”, porque reúne los dos movimientos del alma, que son el “dar y recibir”, y/o  el “pedir y tomar”. Considero que el concepto de “compartir” resuelve la gran dificultad que tenemos las mujeres de identificar nuestro dolor, pedir ayuda y recibirla.

Compartiendo nuestras experiencias, quizás sin ser del todo conscientes, pero estamos, estamos dando y recibiendo, estamos ofreciendo y tomando, por ende estamos sanando. Esta es la clave de este concepto del compartir, que es la base del funcionamiento de los grupos, rondas o círculos de mujeres. Que nos brindan la posibilidad de reconocer un dolor deslegitimado, de recibir ayuda y poder tomarla. De esta forma al compartir, estamos trascendiendo dos instancias que estaban tanto  prohibidas como invisibilizadas: tanto el dolor como el pedir… Celebremos que tenemos la posibilidad de compartir, que además está demostrado que el 80% de las mujeres, sanamos nuestros duelos compartiendo con otras mujeres. La clave de la ayuda entonces es desde el compartir, pero  desde  un encuadre. La reunión de amigas en un encuentro informal, puede ser de cierta ayuda, sin embargo no nos referimos a las reuniones de amistad, sino al compartir desde un encuadre de trabajo, que implique una frecuencia de reuniones, el respeto por la palabra, la escucha activa, la confidencialidad, y la total ausencia de juicios de valor o interpretaciones, que remita al intercambio de experiencias, con una facilitadora que puede ser rotativa, pero que su función va a ser regular la participación, y los tiempos en la escucha y el uso de la palabra, de modo que se cumpla un orden donde todos puedan compartir, con un criterio de equidad.


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